Del mismo modo, también se burlaban de él los
principales sacerdotes, los escribas, los fariseos y los ancianos.
Decían: «Salvó a otros,pero a sí mismo no puede salvarse. (Mateo
27:41-42)
Era una hora muy oscura y extraña. Fue marcada
por incredulidad, tortura y derrota. Fue un momento de gran tristeza.
Para los discípulos, fue como que el tiempo se paralizó. Era la hora de
la oscuridad. El ultimo capítulo en la vida y ministerio de Jesús estaba
llegando a un fin abrupto. Era el momento que muchos de los líderes
religiosos estaban esperando. Era el momento de su triunfo. La victoria
estaba cerca. La conquista total estaba asegurada. Era prácticamente el
tiempo de celebrar. Los líderes religiosos casi podían probar el sabor
de la victoria dentro de su alma. Este hombre que se anunciaba como el
Mesías ahora recibiría lo que se merecía por blasfemar contra Dios—la
muerte.
La muerte de Jesús se realizó con engaño, fuerza y
violencia. Esta muerte dio evidencia de la gran presencia de la maldad y
la falta de espiritualidad verdadera en el corazón del hombre. La cruz
era el símbolo de muerte. Cuando colgaban a una persona en la cruz, no
sobrevivían. Aunque la persona fuera muy fuerte, no había manera de
escaparse de la furia de la cruz. La cruz representaba la muerte segura
de un criminal. Se asumía que los que morían en la cruz eran culpables
de los cargos de los que se les acusaban. La cruz era una de las formas
más crueles de morir para la humanidad. No era algo que alguien quería
encontrar en su futuro.
Aunque fue construida para un criminal,
en la cruz colgaron a nuestro Rey y Salvador. Los Fariseos tenían la
razón en su conclusión. Jesús no pudo salvar Su vida y salvarnos del
pecado. Tenía que ser uno o el otro. Si Él hubiera salvado Su vida, hoy
estaríamos perdidos por nuestros pecados. Jesús ofreció Su vida como un
sacrificio por nuestros pecados. La hora de la oscuridad fue difícil
pero temporal. La resurrección fue gloriosa y eterna. El autor escribe,
“Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por
el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se
sentó a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12:2).
Repase: Abra su Biblia y lea Mateo 27:41-54
Reflexione:
En oración, considere lo siguiente: ¿Cómo sería mi vida hoy si yo
estuviera en la oscuridad? ¿Cuáles áreas de mi vida antigua tienen que
morir pronto?
Responda: En oración, pregunte, “Señor, ¿que tengo que cambiar a la luz de estas verdades? ¿Qué pasos debo tomar?”